jueves, 14 de enero de 2016




                                                                 SORPRESA



                       El día en que Rosario Samferia ingresó en prisión se llevó una irónica sorpresa: entre las toallas que le dieron alguien había introducido una lima de plástico. Siete años y tres semanas después fue puesto en libertad. Aquella mañana descubrió por azar que los barrotes de su celda habían sido limados y solo estaban superpuestos. La lima, pensó.

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