martes, 3 de septiembre de 2013

En primera persona: Móviles

                                                    M Ó V I L E S


                  A finales de los noventa comenzó el boom de los teléfonos celulares o móviles. Siempre fui reticente a los inventos electrónicos y estos aparatos portátiles me parecían entonces cosa de nuevos ricos o de gente snob. Había sobre su uso opiniones contradictorias: si quiero hablar por teléfono, lo hago desde mi casa y sanseacabó, decían unos; es muy útil en el coche si tienes alguna avería, argumentaban otros. A su favor llegaban noticias contando que alguien había salvado su vida mediante una llamada in extremis.
                   O sea, que compré uno. Alcatel tal y tal. Fue antes de la vacaciones y con él aterricé en la playa. Al rato de estar en la arena, sonó un pitido. Me alarmé pues nadie tenía ese número aún. Examiné la pantallita, al parecer, alguien desconocido se había equivocado y acababa de enviarme  el primer mensaje de mi vida. Decía: Estoy con Álex.
                   Mi imaginación se puso en movimiento.¿Quién era el  emisor? ¿Hombre o mujer? ¿Dónde estaba? ¿Significaba aquello el inicio de una relación amorosa, la vuelta tras una ruptura? ¿Era simplemente una comunicación familiar o de amistad? Fuera lo que fuese y por hacer prácticas con las teclitas, contesté: Cómo vas a estar con Álex si Álex está conmigo.
                   Inmediatamente me arrepentí de la travesura pero la curiosidad hizo que esperase impaciente  la respuesta. Esta no tardó en llegar cargada de celos y  airada: ¿Con Álex?¿Cómo vas a estar tú con Álex si Álex está a mi lado?
                   ¿No estás segura de Álex?, envié dando por hecho que estaba mensajeándome con una chica.
                    A los pocos segundos recibí esto: ¡Pedazo de mamona gilipollas, dime quién eres que voy allá y te parto la cara en dos!
                    Sentí miedo de seguir con la broma viendo el cariz que tomaban los SMS. Llegué a pensar que mi intermensajeadora era policía o de la guardia civil, incluso del CNI. ¿Tendría la tecnología suficiente para localizarme y darme dos merecidas bofetadas?






                                                      Julián García Arias: En primera persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario